En las inmediaciones del estatuto nacional, se despliegan las banderas amortiguadas con el frío trino de las lenguas saltarinas... Zafiro se encuentra tratando de columnar el desagravio. Sin embargo el sol no era suficiente y se dedica a probar su helado de carnívora transpiración.
Coloca intensos paraselsos de defensa, ante la acumulación de astros obnubilados. Sabe que si no levanta la mano en forma de pez, no podrá correr por el prado para entonar el tomo sexto de su enciclopedia imaginaria.
Da vueltas por tanta humedad, observa la columna que alcanza el tamaño de la cabeza de un alfiler. Incrustado en la resina de un árbol curvo, se siente en gestación, inalcanzable...
Zafiro ya no quiere estar al pie de una estatua, al pie de un monolito, solo quiere atravesar el eje de la dualidad.
"Me acerqué al ser Andrógino sin preguntarle su nombre -el cielo está desenfocado- me dijo, entonces supe que si miraba la sombra de la hoja podría incluso sentir su aroma y así contestar la llamada sin emisor..." dice Zafiro al detenerse en la arena color violeta.
Su sombra, más grande que él, crecía hasta llegar al cielo. Dentro de su cabeza había una música de ambiente lejano, que se escuchaba con un eco sordo.
Observa este desierto y siente que todo el universo responde a su llamado.
3 años atrás...
Paso a paso va siguiendo sus huellas hundidas, perfumadas y se defiende inmóvil con sus espinas. Aire fresco... llamada lejana.
1 año atrás...
Sin miedo camina por donde nadie ha caminado antes...
En este momento, año 0...
Nace...
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